Un viaje por las emociones de los niños y niñas durante el aislamiento

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Meditación para niños y niñas
Un viaje por las emociones de los niños y niñas durante el aislamiento

Hemos recorrido un camino incierto con la aparición de la nueva enfermedad a raíz del COVID-19; a nuestra población mundial le ha correspondido desplegar toda su capacidad de adaptación ante los cambios drásticos en las dinámicas de vida. Y es que la mayor seguridad para estar a salvo se alcanza manteniendo un distanciamiento físico.

Los primeros en darse cuenta que de repente todo cambió fueron los niños y niñas, pues dejaron de frecuentar los lugares en los que pasaban más tiempo, colegios y escuelas cerraron sus puertas, por ser lugares que convocan a la interacción y donde es inevitable la aglomeración de personas, teniendo que trasladar sus actividades a la virtualidad.

Por tanto, ese que en muchas ocasiones ha sido el segundo hogar de niños y niñas con sus aulas de clase, cafeterías, parques y amplias zonas de esparcimiento, no puede ser visitado, y en reemplazo, la cotidianidad educativa se vive frente a una pantalla. La socialización se desplaza a ver el rostro de algunos amigos por la cámara de un teléfono móvil u ordenador, a escuchar y ver a los profesores replanteando formas de enseñar, también adaptándose y reinventando metodologías que logren mantener la motivación de sus estudiantes, para que no desfallezcan ante la ausencia del contacto.

Los meses han avanzado y estos cambios no sólo han afectado los empleos de las personas, la vida familiar de los adultos que sortean las situaciones que se desencadenan al no tener un empleo o al tener que recibir diariamente los deberes laborales desde casa, en conjunto con el cuidado y acompañamiento de los hijos, más el mantenimiento del hogar.

Existen en la actualidad miles de niños y niñas atravesando un mundo emocional que desconocían, o por lo menos, experimentando situaciones tan distintas a las que conocían, para las que no había preparación y las reacciones son variadas.

Fuente: Unsplash
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¿Qué pueden estar experimentando nuestros niños y niñas?

Enojo

En muchos hogares por estos días se han escuchado frases de enojo hacia el coronavirus: “te odio coronavirus”, “¿hasta cuándo debo aguantar esta cuarentena?”, ¡Sólo quiero que la cuarentena se vaya!, ¡He perdido a mis amigos!, etc, son algunas de las frases que acompañan episodios de rabia y malestar por parte de niños y niñas. Comúnmente vemos derramar lágrimas de impotencia y frustración por no poder volver a compartir con sus grupos de amigos.

Miedo

Los niños y niñas, al igual que nosotros, pueden sentirse con temor, han experimentado miedo, tal vez por que pueden contagiarse y enfermar, además les preocupa que su familia se enferme y pueda morir.

Ansiedad

En algunos casos el miedo puede tomar mayor fuerza y derivar en ansiedad y pueden presentarse reacciones emocionales extremas ante algunas situaciones que les represente un peligro o amenaza (percepciones irreales o exageradas).
Se han reportado casos de ansiedad infantil, en los que algunos niños o jóvenes temen salir a la calle o encontrarse con personas distintas a las de su casa, pensamientos catastróficos se asocian, al imaginar que evidentemente pueden enfermar.

Tristeza

En su mayoría están tristes por no poder ir al colegio o  universidad, extrañan a sus compañeros, profesores y en especial, lamentan no poder estar físicamente en la escuela o colegio, para jugar y encontrarse con sus amigos.
También se sienten tristes porque ven a su familia triste o porque no reciben la atención que quisieran.

Depresión

En algunas situaciones la tristeza ha ido ganando espacio en la vida de los niños y niñas y ha desencadenado depresión infantil o juvenil, evidenciada por la tristeza profunda, cambios en el apetito, por ende en el peso corporal, apatía, dificultad para activarse, quietud excesiva, pensamientos negativos frente a ellos mismos y frente al mundo, en ocasiones, también presentan ideas de muerte, como: “sería mejor estar muerto”.

Frente a este aspecto es muy necesario tomar cada indicador de manera cuidadosa y buscar ayuda profesional.

Estrés

Los niños y niñas también se estresan y a menudo responden con reacciones emocionales o comportamentales ante situaciones inesperadas o condiciones que perciben como amenazas ante su seguridad o generadoras de presión. El confinamiento ha incrementado las demandas hacia los hijos, la presión familiar ha aumentado: se les pide atender a una jornada de clases virtuales, no perturbar el trabajo de los padres, cumplir con los deberes, soltarse de la tecnología, tener sus espacios ordenados, su ropa bien puesta, asearse perfectamente, ir a la cama temprano, no pelear con los hermanos, no enojarse, no llorar, no ponerse tristes, etc. Esta reacción se ha hecho más frecuente y puede incrementarse a medida que la edad va en aumento y las situaciones a las que se enfrentan niños y niñas también van variando.

Problemas de sueño

Las rutinas han cambiado y el hecho de no tener que ir al colegio de manera presencial, hace que la familia vaya a dormir más tarde; en algunos casos los niños sienten mucha energía a la hora de ir a la cama y esto no facilita la conciliación del sueño; en otros casos, se están despertando en la noche y no logran volver a dormir, esto puede ir asociado a la presentación de sueños, pesadillas o terrores nocturnos. En Bambú puedes encontrar historias para niños y niñas, que bien pueden usarse para escuchar en el momento de dormir o en cualquier instante, además te trae meditaciones infantiles que pueden ayudar a conciliar el sueño.

Apego en aumento

Con el confinamiento, los tiempos para estar en casa y compartir con la familia han aumentado y esto en algunos casos ha ido suscitando un aumento en el apego o dependencia afectiva, en tanto que algunos niños y niñas sienten ansiedad ante la separación de sus parientes, como por ejemplo, han regresado a la cama de los padres y no soportan la idea de separarse para volver a sus habitaciones; o el sólo hecho de una salida fuera de casa de alguno  de los padres o cuidadores, en donde pasarán unas horas distantes, puede generar angustia y miedo extremo.

Cambios de conducta

Muchas familias han reportado cambios importantes en el comportamiento de los hijos, en algunos casos han descrito dificultad significativa para ajustarse a las reglas y normas del hogar, conductas hiperactivas y desafiantes ante la autoridad. Este aspecto en particular puede ser la manifestación de muchas situaciones emocionales que hemos descrito.

Alegría y comodidad

Indudablemente, para algunos niños y niñas este tiempo ha sido grato, se han sentido cómodos en su hogar y han disfrutado más que nunca de su casa, sus espacios, sus juguetes y han compartido mucho más tiempo en familia que nunca.

Son muchos los niños que refieren sentirse felices porque ahora sus padres juegan con ellos y hacen planes en casa sin necesidad de salir.

Indiscutiblemente la salud mental de niños y niñas requiere de espacios para socializar, poder compartir con amigos, ser escuchados y de esta forma también procesar sus emociones; este proceso ahora ha sido encargado totalmente a la familia y queda en evidencia que la crianza requiere de la intervención de otros, como amigos, instituciones, docentes, compañeros, etc.

Se acerca el retorno a la presencialidad

En algunos países, los colegios, escuelas y universidades están paulatinamente en proceso de reapertura. Al respecto, los niños y niñas experimentan múltiples y variadas emociones, la alegría los invade al saber que verán a sus amigos, amigas y profesores, volverán a recorrer los espacios de su colegio, jugar y divertirse como siempre.

No obstante, para ellos este tiempo no ha pasado en vano, cada caso es particular; algunos lograron adaptarse al confinamiento, al uso de mascarillas y han hallado comodidad con su estadía permanente en casa; es posible que algunos hayan vivido de cerca la enfermedad o la pérdida de seres queridos.
Por otro lado, en algunos casos, se ha desarrollado miedo, ansiedad y/o angustia asociada a salir, temor a ser contagiados y se pueden sentir un poco confundidos, con una mezcla de emociones.

El acompañamiento de la familia es clave, preparar a los niños y niñas con salidas cortas, educando con el uso de la mascarilla, los cuidados de higiene y uso de utensilios personales. De igual manera, la forma en que los padres o familiares asumen este momento puede ayudar a evitar el desarrollo de cuadros clínicos de ansiedad.

Frente a esto tanto familia como institución deben estar preparados, contar con el apoyo de profesionales en psicología para acompañar la transición, porque es posible que al inicio se desaten crisis de ansiedad que deban ser atendidas de inmediato.

Finalmente, cada familia es la principal observadora de posibles cambios de conducta, explosiones emocionales y pensamientos catastróficos en los niños y niñas, lo que puede llevar a la necesidad inminente de consultar expertos en el área para evitar el desenlace de condiciones de salud mental más complicadas.

Adicionalmente, el autocuidado, enfocado a atender la propia salud mental en los padres y aprender a gestionar las emociones, será una manera especial de enseñar a los pequeños a enfrentar la vida. Para ello, podrás encontrar en nuestra App Bambú prácticas de mindfulness y atención plena enfocadas en gestión de emociones para adultos y niños.

Referencias:


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