Una nueva y extraña “normalidad”: un desafío que pone a prueba el autocuidado.

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Bienestar
Una nueva y extraña “normalidad”: un desafío que pone a prueba el autocuidado.

Desde la aparición del coronavirus, los múltiples contagios, complicaciones médicas y muertes de personas, han sido parte de la realidad que hemos tenido que vivir durante meses, un tiempo que se va prolongando y desconocemos a ciencia cierta cuál sea el rumbo que tomará esta problemática de salud pública.

En un primer momento algunos gobiernos establecieron aislamiento social obligatorio, a través de tiempos de cuarentena regidos por decretos de ley; frente a ellos las personas han debido estar en casa, cambiando todas las rutinas y manteniendo un distanciamiento social quizás jamas vivido para muchos, además porque no ha sido voluntario, ha sido impuesto, todo con la finalidad de evitar hacer parte de las cifras que suman en las estadísticas de infectados y en especial, porque la capacidad hospitalaria ha colapsado para brindar atención a todos los usuarios que la requieren.

Adaptación a los cambios y situaciones adversas

Es extensa la lista de cambios que hemos atravesado durante esta etapa, no sólo el temor a ser contagiados, también adaptarnos a no estar cerca de las personas, cuando somos seres absolutamente sociales; por otro lado, puede que nuestros trabajos hayan cambiado, hemos podido perder el empleo, han disminuido los ingresos, o posiblemente estamos atendiendo al home office, la familia, el hogar, todo en simultáneo, ¡vaya que no es sencillo!; sin mencionar lo que ha representado tal vez vivir de cerca la enfermedad o la muerte de seres queridos, !ya son suficientes batallas para la salud mental!.

Muchísimas personas se perciben a sí mismas “extrañas” durante este tiempo y no es para menos, históricamente estamos viviendo algo que no conocíamos, para lo que no estábamos preparados y que ha puesto a prueba nuestra capacidad de resiliencia.

Las emociones son las más impactadas

No ha sido fácil estar con miedo, convivir con el riesgo permanente de enfermar o morir, no solo el propio, sino el de todos los que amamos.

La presión y el estrés acompañan los días mientras debemos seguir poniendo la cara a la realidad, seguir respondiendo por todos los deberes personales, laborales y familiares, a pesar de atravesar situaciones difíciles y tal vez dolorosas.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha expresado que la ansiedad y la depresión están ocupando un lugar importante dentro de los efectos que va dejando la pandemia.

Cambio de rutinas y estilo de vida

Con el confinamiento, algunas personas aprovecharon para crear rutinas de vida saludables, tales como mantener una alimentación balanceada, realizar ejercicio y dedicar tiempo para sí mismos y para la familia con la que poco compartían anteriormente.

Este estilo de vida puede ser protector para el cuidado emocional y de la salud mental; no obstante, en algunos casos, las emociones han desbordado a las personas y en la actualidad se enfrentan a malestares psicológicos que perturban su desempeño general.

El retorno a la nueva normalidad

Con todo lo vivido durante el difícil año 2020, la vida y los entes gubernamentales han dispuesto poco a poco el regreso a la normalidad, pero todos sabemos que no volvemos a lo que vivíamos antes del inicio de la pandemia. Realmente estamos frente a una nueva realidad, o como lo han llamado, “una nueva normalidad” y es justamente, tratar de retomar la vida cotidiana, asumiendo la existencia de un virus que rodea los espacios por donde inevitablemente nos moveremos.

El protagonista en la construcción de esta nueva realidad es el autocuidado

Atravesar este tiempo ha exigido potenciar el autocuidado, una habilidad básica que es fundamental para la salud mental y física; sin embargo, en ocasiones puede desplazarse y nos encontramos dándole prioridad al cuidado de los otros, olvidándonos de nuestras necesidades y posponiendo el autocuidado, que posteriormente nos pasa factura, cobrando todo lo que hemos dejado de hacer por nosotros mismos.

En esta nueva realidad, el cuidado debe iniciar por nosotros mismos, de hecho, al cuidarnos, cuidamos de los otros. Por ello ahora más que nunca, cuando se han abierto de nuevo a operación gimnasios, cafés, restaurantes, centros religiosos, almacenes y en general todo trata de plantear una “extraña normalidad”, nuestro desafío es adaptarnos a estas dinámicas que regresan pero con una presencia de un riesgo permanente y que sólo podemos enfrentarlo, a través del autocuidado, ¡no hay otro camino!.

La consciencia de la realidad posibilita desplegar acciones para emprender el autocuidado; sin embargo, suele ocurrir que observamos las problemáticas en la distancia, lo cual nos hace creer que somos inmunes y que las tragedias o los problemas no nos tocarán, que son exclusivos de otros; por ello, la empatía posibilita un nivel de sensibilidad que acerca a la comprensión y contribuye al desarrollo del autocuidado.

El autocuidado, una habilidad que en ocasiones se ha reservado para confundirse con el egocentrismo y la arrogancia.

Fuente: Bagir Bahana en Unsplash
Fuente: Bagir Bahana en Unsplash

El autocuidado está directamente asociado a la salud mental y es que, cuando nos cuidamos a nosotros mismos, estamos dándonos el gesto más genuino de amor propio. Cuidar de nosotros no solo implica entonces cuidar la salud física, sino también la salud mental.

Ser estrictos en este momentos con los cuidados para poder salir disminuyendo el riesgo de contagio es ahora nuestra mayor tarea; cuando nos cuidamos a nosotros, también estamos cuidando a los demás.

Salir genera miedo

Después de tanto tiempo de distanciamiento, salir se convierte casi en una necesidad, pero por todo el riesgo que implica es natural que cause miedo. Para ello es indispensable tener cuidados especiales como:

  • Utilizar tapabocas o mascarillas limpias y en buen estado.
  • Cambiar o lavar frecuentemente este accesorio.
  • Mantener una higiene constante de tus manos.
  • Usar tu gel antibacterial o desinfectante personal para limpiar superficies o áreas con las que entrarás en contacto.
  • Siempre que puedas, lavar tus manos con agua y jabón.
  • Evitar tocarte la cara, ojos y boca.
  • Mantener la distancia mínima recomendada por las autoridades.
  • Estas rutinas son para ir a cualquier lugar, también para hacer uso del transporte público.

Visitar lugares con responsabilidad

  • Si no es absolutamente necesario salir, evita frecuentar lugares públicos o que estén llenos de personas.
  • Mantén tu protocolo de autocuidado al visitar cada lugar, manteniendo tu tapabocas o mascarilla puesto y realizando tu proceso de limpieza y/o desinfección constantemente.
  • Evita participar de fiestas o escenarios que reúnan un número alto de personas.
  • Si decides realizar o estar en encuentros sociales, procura que sea en lugares exteriores, donde se reúnan pocas personas y decide radicalmente que tanto tú como todos los participantes mantengan la mascarilla puesta. Desinfecta las superficies constantemente y pídeles a tus acompañantes, mantener la higiene de manos, evitar compartir móviles u objetos personales, no compartir utensilios de comida.
    Reactivar la vida social con cuidado hacia sí mismo y hacia los otros

Esta nueva realidad la construimos nosotros, la mejor manera para cuidar la salud física y mental es apoyarnos en el autocuidado, haciendo uso de:

  • Prácticas de atención plena, para volver consciente la rutina diaria con los protocolos de autocuidado.
  • Prácticas para la gestión de las emociones, ya que atender a cada sentir, darle una gestión natural, con aceptación y serenidad, puede aportar en beneficio de la salud psicológica.
  • Prácticas de auto - compasión, para entender que está bien sentir miedo, frustración, impotencia, tristeza y /o angustia.
  • Prácticas de compasión, ya que al entender nuestra propia vulnerabilidad podremos también ser más empáticos con los otros, cuidar de ellos y ser compasivos.

Volver a una vida con una realidad distinta, nos exige ahora construir de nuevo las prácticas para relacionarnos y volver a disfrutar de la compañía de los otros, bajo la responsabilidad de cuidarnos y cuidarlos también a ellos.

Importan la vida y la salud, por lo que mantener las rutinas de autocuidado que deben acompañar la nueva cotidianidad es también una forma de amar a la humanidad.

Es claro entonces que el autocuidado implica vivir con atención plena, un estilo de vida que puedes incorporar en tu cotidianidad,  como una decisión voluntaria y de compromiso contigo mismo. ¡Permite que Bambú te dé una mano!, acompañándote con las prácticas de atención plena o mindfulness que tenemos en nuestra App, medita para mejorar tu atención, gestionar las emociones, relajarte y atender a tu momento presente, como una forma de cuidar de tí.

Referencias

  1. Nueva normalidad: Tiempo de cuidar nuestra salud emocional
  2. Claves para prevenir el covid en el regreso a la nueva realidad
  3. Algunas estrategias para incorporar el autocuidado en tu vida cotidiana

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